
“Me faltaba el aire y tenía conjuntivitis”: la angustia de una paciente con coronavirus e hipertensión
Claudia estuvo diez días internada en la Clínica Anchorena. Manifestó distintos síntomas: dolor corporal, fiebre, tos seca, conjuntivitis y diarrea“Desde el 2 abril que estoy en ai...
“Desde el 2 abril que estoy en aislamiento en mi casa. Me siento mejor, pero la tos seca nunca se me fue”, le cuenta Claudia Zecca a Infobae, después de haber sido diagnosticada con coronavirus el 10 de marzo.
Claudia es profesora de italiano, vive en Recoleta, y está en pareja con Nelson Martinez, quien también se contagió (el caso número 13) . El año pasado planearon sus tres semanas de vacaciones por Europa. “Suelo ir a Italia para actualizar el idioma”, dice. Llegaron un 12 de febrero a Milán, esta vez, le agregaron al itinerario algunas otras ciudades como Torino, Genova, Trieste, inclusive cruzaron a Eslovenia.
Allí los encontró la epidemia, pero la existencia del virus en regiones del norte italiano recién llegó a sus oídos a mitad de viaje, cuando estaban en Bologna. "Previo a eso hicimos de todo”, afirma. Como la situación empeoraba rápidamente, eludieron visitar Milán y Venecia, que eran las ciudades más comprometidas por el virus.
Con Nelson Martinez disfrutando de ItaliaPara comenzar el regreso hacia la Argentina primero tomaron el tren directo desde Trieste a la estación Milán Centrale, y luego una combinación al aeropuerto de Malpensa. “Abordamos el avión de Air Europa que nos llevaría a nuestra primer escala: Madrid. Los pasajeros de este avión no superábamos los 50. Ahí sentí por primera vez miedo, porque veía mucha gente enferma, tosiendo”.
En Madrid, llegó la segunda sorpresa: el aeropuerto estaba desierto. Pero al aterrizar en Ezeiza el panorama fue distinto. “Se hablaba poco del virus y tampoco hubo controles, ni tuvimos que firmar una declaración jurada”.
Ya instalada en su departamento de Recoleta, tomó la determinación de aislarse de manera preventiva. “Preferimos postergar los abrazos y besos. No saludé a mis hijos, ni nietos. Me quedé encerrada por las dudas”.
Recuperándose en su casaSin presagiar lo que vendría, a las 48 horas del regreso a casa Nelson tuvo fiebre alta. Sus síntomas y la procedencia del vuelo hicieron que se activará el protocolo por caso sospechoso de COVID-19. Le hicieron el hisopado y dio positivo. Inmediatamente lo trasladaron al hospital Muñiz.
Claudia se mantuvo alerta. Dos días más tarde se despertó con dolores: “Sentía que me había molido el cuerpo a palos, me dolía la cabeza, y la temperatura alcanzó los 38ºC”. Le realizaron el test y la internaron en la clínica Anchorena completamente aislada. “Nadie entraba”.
No tuvo miedo ante el resultado, solo le preocupaba su enfermedad preexistente: la hipertensión. Lo peor llegó al tercer día de la hospitalización: "Se me desató una tos incontrolable, a toda hora y sin respiro. Necesité algunas horas de oxígeno porque no saturaba bien. Después vino la diarrea y la picazón en los ojos. Todos síntomas desconocidos hasta el momento por los especialistas”.
Cumplidos los diez días, el 20 de marzo, recibió el alta hospitalaria. La vuelta a casa, implicó estar y sola lejos de Nelson, sin contacto con el mundo exterior. “Mis hijos me hacen las compras del super y la farmacia. Solo los veo por videollamada o la ventanita de la puerta. Es duro y se hace largo”.
Sumado al sentimiento de soledad, en su edificio también sufrió la discriminación por parte de los vecinos. “Apenas entré a mi departamento recibí un mensaje del administrador del consorcio pidiéndome el certificado del alta, y preguntándome sobre el riesgo de contagio. Nadie se solidarizo conmigo. Sé que cuando salga a la calle algunos van a cruzar de vereda.”
El 2 de abril cumplió con la cuarentena posterior a la internación, mientras espera el resultado del tercer hispoado que se hizo para saber si tiene el alta definitivo. " El segundo me dio positivo", revela.
Hasta hoy convive con ciertas secuelas como tener los ojos secos y disfonía. “El médico me dijo que en algún momento van a desaparecer. Me indicó ejercicios para recuperar la capacidad pulmonar, al igual que gotas ocular. Fiebre no tuve más”.
Se mantiene activa desde su hogar. Y se está capacitando para volver a dar sus clases de idiomas, aunque de manera virtual. No pierde su positivismo, a pesar de ser consciente de los riesgos que atravesó. “Tuve la suerte de recuperarme bien, sé que por mi edad y mi enfermedad de base esto podría haberse complicado. Sigo optimista, pero ahora necesito descartar si sigo infectada o no”.
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